Ajena al declive que vive la industria catalana, MECO ha sabido encontrar un nicho de mercado en la fabricación de máquinas entalladoras, productos que exporta a 30 países del mundo y que le han permitido crecer de forma sostenida en el tiempo. “Incluso hemos resistido el primer año de pandemia”, asegura Juan José Peirón, director y segunda generación del negocio familiar, nacido en Valls el año 1984. La compañía facturó 3 millones de euros en 2020, frente a los 3,5 millones de 2019, y mantuvo el resultado en positivo (fuera de tiempos de crisis los márgenes brutos suelen estar entre el 10-15%). También conservó la plantilla –formada por una treintena de trabajadores– sin aplicar ningún ajuste temporal.
MECO lleva décadas especializada en la producción de diversas máquinas entalladoras para la industria de distintos sectores: el automotriz, aeronáutico, naval, alimentario o el metalúrgico, entre otros. Con tres soluciones patentadas, sus aparatos permiten producir chavetas, que son las ranuras que hay que hacer en piezas hembra para que encajen y funcionen en multitud de engranajes, sean cadenas de producción de alimentos, coches o aviones. La compañía los vende a grandes multinacionales como Kelloggs, Affinity, Repsol, o Cargill, por poner algunos ejemplos significativos. “Exportamos el 75% de las máquinas al extranjero, especialmente a Estados Unidos (35%), Alemania y Europa del Este. Ahora nos estamos abriendo al norte de África y Oriente Medio, donde la industria está despertando”, comenta el director general.
Además, la compañía tiene otra división especializada en prestar servicios de ingeniería y mantenimiento a grandes empresas industriales de la demarcación de Tarragona. Durante los años previos a la pandemia, esta división tenía un peso del 40% pero en el 2020 creció al 60% porque las ventas de máquinas se frenaron durante los meses de parálisis económica. “La cancelación de ferias y congresos frenó los pedidos e intentamos potenciar el online para compensarlo”.
Este año, Peirón confía en volver a la normalidad y alcanzar unos ingresos de 4 millones de euros, una cifra que sería un récord en la historia del negocio. El directivo destaca la reciente venta de su mayor máquina jamás construida a una empresa del sector siderometalúrgico de Ucrania. “El aparato permite realizar chaveteros y ranuras con un sistema totalmente integrado con la industria 4.0. El I+D siempre ha sido importante para MECO, invertimos el 15% de los recursos en innovación”, detalla.
La propiedad de la empresa está exclusivamente en sus manos. Su padre, Juan Antonio Peirón, ya no está en el accionariado, pero sigue vinculado al negocio. “Nunca ha llegado a retirarse de sus funciones. Si no fuera por el covid, vendría cada día a la fábrica. Su experiencia nos aporta un valor incalculable”. Peirón comenta que la empresa quiere mantener el carácter familiar que siempre le ha definido y rechaza la entrada de socios industriales o inversores.
Fuente: La Vanguardia.
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